El Vampiro de la ventana. El asesino serial con más víctimas de Argentina. ¿Mito o realidad?

El asesino

Florencio Roque Fernández nació en 1935 en la ciudad de Monteros, Tucumán, Argentina. Vivió en un barrio pobre y desde temprana edad le diagnosticaron una especie de esquizofrenia. Durante su adolescencia se fue de su casa y comenzó a vivir en la calle.

No sabía leer o escribir, pero amaba el cine. Se cree que quedó fascinado por el personaje de Drácula en la película homónima (1931).

Esta fascinación junto con su esquizofrenia avanzada hicieron que Fernández se viera reflejado en el Conde y quisiera parecerse a él. Esto lo impulsaría a asesinar.

La única foto que existe de Florencio Fernández

Modus operandi

Fernández asesinaba a mujeres. Acechaba a sus víctimas por días, estudiaba sus movimientos y se aseguraba de que vivieran solas. Los asesinatos ocurrían durante la noche. Entraba a la casa de las víctimas por la ventana (que solía estar abierta por el calor del verano, época en la que atacaba), las golpeaba hasta dejarlas inconscientes y después mordía su cuello hasta desangrarlo. A veces diseccionaba su tráquea y la carótida. Según los supuestos informes forenses de la época, nunca violó ni abusó sexualmente de sus víctimas.

Mantuvo el mismo modus operandi durante los siete años que estuvo activo.


Víctimas

Supuestamente, su primera víctima fue asesinada en 1953. No hay registros de las víctimas, pero se estima que asesinó alrededor de 15 mujeres. Esto lo convierte en el máximo asesino serial de Argentina.


Lugar de los hechos


Vista aérea de la ciudad de Monteros


Desenlace

En la noche del 14 del febrero de 1960, un efectivo vio a Fernández mirando el interior de una casa con actitud sospechosa. Varios agentes lo siguieron hasta una cueva donde él vivía desde hacía años. A los 25 años, fue detenido a la madrugada. No se resistió al arresto. Sin embargo, actuó de forma violenta cuando lo obligaron a salir a la luz, ya que él tenía fotofobia (intolerancia anormal a la luz).

Fue sometido a exámenes psiquiátricos y físicos y le detectaron una esquizofrenia nunca tratada, con lo cual fue declarado inimputable y fue internado en un psiquiátrico de la ciudad de San Miguel de Tucumán donde murió por causas naturales en 1968 a sus 33 años.


¿Mito o realidad?

Algunos estudiosos aseguran que tanto Fernández como los asesinatos son falsos y que la historia se trata de una especie de leyenda urbana. No existen registros de los ataques cometidos, la declaración de inimputabilidad ni la decisión de internarlo en un psiquiátrico. Tampoco hay crónicas de la época ni los nombres de las víctimas o la misma partida de defunción de Fernández.

Sumado a esto, vecinos de Monteros que vivieron en la época de actividad del supuesto asesino desmienten esta historia. Arturo Zelaya, docente jubilado, afirmó que todo lo publicado sobre Fernández es mentira. “Acá no le decían ‘Vampiro’, sino ’Cangrejo’ y no fue un asesino, sino un albañil al que le gustaba mucho boxear”, explicó en una entrevista con LA GACETA.

Zelaya agregó en la entrevista que el hombre sí tuvo problemas con la ley por una costumbre que tenía. “Le gustaba ingresar a las casas donde sabía que quedaban mujeres solas y, aparentemente, les hacía propuestas indecentes. Pero de matarlas, chuparles la sangre y violarlas, es una exageración espantosa que generó mucho daño".

“En los últimos meses se hablaron muchas cosas sobre ese pobre hombre. Todas mentiras. No sé si ya murió porque hace mucho tiempo que no lo veo. Sí puedo asegurar que entre 2010 y 2011 lo entrevisté porque estaba escribiendo un libro sobre la Escuela Normal, donde él trabajó como albañil. Le puedo asegurar dos cosas: que no tenía ninguna enfermedad mental y que estaba bien vivo”, concluyó.

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